La medida más antigua y sencilla para prevenir enfermedades

La medida más antigua y sencilla para prevenir enfermedades

El lavado de manos de forma frecuente es una medida fundamental a la hora de la prevención de varias infecciones, perjudiciales para personas de toda edad, y especialmente para niños y niñas. Este hábito se ha promovido en el mundo como parte de una cultura de autocuidado y prevención, cuya visibilidad se amplificó durante la pandemia de COVID-19.

De acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud, el lavado de manos es la medida más económica, sencilla y eficaz para reducir el riesgo de infecciones y es parte de las recomendaciones para evitar la resistencia antimicrobiana (RAM).

Miriam Calvari, jefa del servicio de Infectología del Hospital Pediátrico, explicó: “En las manos se encuentran, de manera invisible, un gran número de microorganismos, que van desde virus hasta bacterias y hongos, y, al no higienizarlas de manera adecuada, estos microorganismos se transmiten, generando su propagación e infecciones en las personas. Es clave tener en cuenta que para lavarse las manos no basta hacerlo solo con agua, debe realizarse siempre con jabón, medida que puede reducir a un 50 por ciento las diarreas infantiles, y un 25 por ciento las infecciones respiratorias”.

Este hábito es fundamental en la protección contra infecciones respiratorias, de la piel, de los ojos y enfermedades transmitidas por alimentos. Además, es particularmente importante en personas que conviven con condiciones que comprometen su sistema inmunológico, como lo es el VIH, por ejemplo.

Es por ello que se recomienda lavarse las manos de manera correcta, con agua y jabón, en momentos claves:

  • Después de ir al baño o cambiar pañales
  • Al regresar de la calle o de cualquier lugar con alta circulación de personas
  • Antes de comer o manipular alimentos, especialmente, luego de tocar alimentos crudos
  • Después de acariciar o jugar con mascotas
  • En atenciones de salud: es clave que el equipo de profesionales respete el lavado de manos en los momentos correctos, para evitar transmitir infecciones a quienes reciben sus cuidados.

Las manos deben higienizarse en un lapso de entre 20 y 30 segundos. Los pasos para un correcto lavado son los siguientes:

  • Mojarse las manos con agua.
  • Colocar una cantidad de jabón suficiente en las palmas, cubriendo toda superficie de las manos.
  • Frotar ambas palmas entre sí.
  • Fregar la palma de la mano derecha contra el dorso de la mano izquierda entrelazado los dedos y viceversa.
  • Frotar las palmas de las manos entre sí, con los dedos entrelazados.
  • Frotar el dorso de los dedos de una mano con la mano opuesta, agarrándose los dedos.
  • Frotar con un movimiento de rotación el pulgar izquierdo, atrapándolo con la palma de la mano derecha y viceversa.
  • Frotar la punta de los dedos de la mano derecha contra la palma de la mano izquierda, haciendo un movimiento de rotación y viceversa.
  • Enjuagarse las manos con abundante agua.
  • Secarse con papel descartable o con una toalla limpia.
  • Usar papel descartable para cerrar la canilla.

Las instituciones de salud, publicas y privadas, deben disponer de los elementos necesarios para la correcta higiene de las manos, con la posibilidad de un lavado accesible y en el momento que sea necesario.