PRIMERA CIRUGÍA PARA EL PARKINSON

PRIMERA CIRUGÍA PARA EL PARKINSON

En el Hospital Misericordia de la ciudad de Córdoba se realizó una cirugía de alta complejidad denominada estimulación cerebral profunda (DBS, por sus siglas en inglés), con colocación de electrodos para tratar la enfermedad de Parkinson.

Esta novedosa intervención fue realizada a una paciente de 63 años, con 10 años de diagnóstico de esta enfermedad, cuya evolución ha sido favorable. Cabe mencionar que, por la particularidad de esta enfermedad, tras años de medicación los pacientes comienzan a experimentar reacciones adversas a estas. La intervención mejora este tipo de reacciones y los síntomas de Parkinson.

Javier Calvimontes, neurocirujano del nosocomio, dijo que “la idea de esta cirugía es producir un cambio en la actividad neuronal, para que al paciente mejore sus síntomas. Requiere mucha precisión, tecnología de imagen avanzada y tecnología de procesamiento de información”.

La intervención consiste en realizar dos pequeñas trepanaciones u orificios de 14 milímetros sobre el cráneo, por donde se bajan los electrodos, de microregistro primero para la toma de datos; y luego los definitivos. Estos electrodos son los que van a producir la modulación o la modificación del comportamiento neuronal, a través de estimulaciones eléctricas.

Para introducir estos electrodos hasta el núcleo cerebral seleccionado, se utilizan imagen de alta gama, como una resonancia magnética. Mientras que el día de la cirugía, se realiza una tomografía con un marco colocado sobre el cráneo del paciente, que dará las coordenadas necesarias para las trayectorias de estos.

Una vez procesados los datos arrojados por los electrodos de microregistro, y determinada la trayectoria correcta, se bajan los electrodos definitivos que quedarán implantados en el paciente. “En este momento, estimulamos al paciente, moviendo la mano o hablando, para valorar la rigidez del paciente y cambiar parámetros o voltajes necesarios”, añadió Calvimontes.

El último paso de la cirugía, con el paciente anestesiado, es la colocación en la zona del pecho, del neuroestimulador encargado de los impulsos eléctricos que llegan a los electrodos.

Una vez dado de alta, el paciente debe asistir a los controles en consultorio con los neurólogos. “La primera entrevista posquirúrgica es clave, se modifican los parámetros de estimulación para ver cuál le aporta más beneficios al paciente, en combinación con su medicación”, destacó el profesional.

TRABAJO INTERDISCIPLINARIO

En esta oportunidad, se contó con la asistencia en el procedimiento quirúrgico de Fabián Piedimonte, neurocirujano de reconocida trayectoria a nivel internacional en este tipo de cirugías. Su participación, en carácter de “proctor”, es brindar asesoramiento, orientación y tutelaje sobre desarrollo del procedimiento.

Además de la asistencia de Piedimonte, este tipo de intervención implica un gran trabajo por parte de varios servicios del hospital.

En un principio, el paciente es evaluado por un equipo interdiscplinario, compuesto por neurocirujanos, neurólogos, psiquíatras y psicólogos; junto al servicio de imágenes encardado de la resonancia, para determinar si es candidato a este tipo de tratamiento quirúrgico.

Durante la cirugía, interviene nuevamente el servicio de imágenes, para realizar la tomografía con el marco colocado y las placas para determinar la posición de los electrodos; y los servicios de anestesia, neurocirugía, neurología e instrumentadores. Extra operatorio, también es importante destacar el trabajo que realiza el equipo de neurorehabilitación.

Así mismo, cabe mencionar que también participan ingenieros biomédicos durante la intervención, encargado de controlar los softwares y los cables a tierra dentro del quirófano; ya que en este tipo de procedimiento se procesan señales eléctricas, y resulta necesario apagar las luces de la sala y desconectar toda aparatología que pueda interferir en estas.