Condenan a dos curas por abuso sexual de menores sordomudos

Condenan a dos curas por abuso sexual de menores sordomudos

La sentencia recayó sobre los sacerdotes Horacio Corbacho y Nicola Corradi.
Además, el jardinero Armando Gómez fue sentenciado a 18 años.

El caso de las atrocidades sexuales cometidas por religiosos a alumnos sordomudos
e hipoacúsicos del Instituto Antonio Próvolo de Mendoz​a dio una de las noticias más impactantes del año. Un tribunal penal condenó a dos sacerdotes a 45 y 42 años
de prisión y a un jardinero a 18 años por los abusos sexuales a chicos discapacitados que asistían al lugar, al cumplirse tres años desde que salieron a la luz las primeras denuncias. La sentencia a los religiosos Nicola Corradi (42 años de cárcel) y Horacio Corbacho (45 años) y al jardinero Armando Gómez (18 años en prisión), imputados por 20 hechos de abusos sexuales y como responsables de la guarda de los menores.

La responsabilidad de la Iglesia Católica en el encubrimiento y traslado a otras sedes de estos curas pederastas quedó al descubierto cuando se supo que el cura Corradi ya había sido señalado por delitos similares en el Instituto Antonio Próvolo de Verona, sin que fuera juzgado y que el Papa Francisco había sido notificado que el religioso dirigía un centro similar en Argentina. "Esperamos la respuesta de la Iglesia católica a este fallo, quienes hasta ahora no han querido colaborar ni denunciar los hechos", dijo el abogado de Xumek, Sergio Salinas.

El Papa Francisco nunca se ha pronunciado en público sobre estas acusaciones. Sin embargo, la Iglesia católica abrióuna investigación canónica para juzgar a los dos sacerdotes y envió en 2017 a dos vicarios. Uno de ellos, el vicario judicial Dante Simón, dijo entonces a The Associated Press que los hechos denunciados eran “horribles” y “más que verosímiles”.
A dos años, del inicio del sumario de la Iglesia no ha tenido resolución y sigue enproceso
de investigación. Corradi también está imputado en la justicia de la provincia de Buenos Aires por presuntos abusos cometidos en el Instituto Próvolo de la ciudad de La Plata,. A ese centro fue a parar el sacerdote, a finales de la década de 1980 cuando fue trasladado desde Verona y, luego, destinado a Mendoza en la década del ´90. Familiares de las víctimas de Mendoza apuntaron que los traslados de Corradi obedecerían a la reiterada práctica de la Iglesia de cambiar de un lugar a otro a los curas denunciados.