Lenín Moreno vuelve a Quito y tiende una mano a los indígenas

Lenín Moreno vuelve a Quito y tiende una mano a los indígenas

Ecuador se juega su futuro en distintos tableros a la vez, en medio del estado de excepción, con toque de queda nocturno y con miles y miles de indígenas en las calles y en las carreteras, dispuestos a que el Gobierno dé marcha atrás en sus medidas económicas. La huelga general planteada hoy por los dirigentes de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) se siguió de forma dispar, lo que no empaña su demostración de fuerza al desparramarse por la capital una vez más.

Lo hicieron amparados en sus rituales ancestrales, con la misma determinación demostrada desde hace siglos y empeñados en demostrar su fuerza de forma pacífica, o de "no violencia activa", como la han bautizado sus dirigentes.

Esto es lo que se ve a simple vista en las calles de Quito, semivacías, con buena parte de los comercios cerrados y un transporte irregular. Pero entre bastidores también destaca la ofensiva del ex presidente Rafael Correa para recuperar el poder, con apoyo de sus aliados revolucionarios y contra reloj, presionado por los procesos judiciales que se siguen en su contra.

El objetivo de hoy es la toma del Palacio presidencial de Carondelet, símbolo máximo del poder en Ecuador pese a que el presidente Lenín Moreno trasladó hábilmente la sede de su Gobierno hasta Guayaquil, la tercera vez que ocurre en la Historia del país. Marcha pacífica de unos y disturbios de otros, que toparon con un enorme despliegue de militares y policías, dispuestos a que no se repitiera la toma parcial de la Asamblea y la Contraloría, que tanto han escandalizado al país.